Criptomonedas. Ethereum (II)

He hablado del bitcoin, que es la principal criptomoneda, pero hay que saber que hay casi 1.800 criptomonedas (según el sitio https://coinmarketcap.com, y suman un valor cercano a los 170.000 millones de dólares).

Hay criptomonedas que se pueden minar (como el bitcoin) y otras que no (como Ripple).

Las hay que están enfocadas a una privacidad extrema (como Monero) y otras que no (como Litecoin).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Todas funcionan mediante la tecnología de cadena de bloques (Blockchain).

Bitcoin tiene un límite de 21 millones: cuando se llegue a esa cantidad, no se crearán más. En cambio otras monedas no tienen ese límite.

Hay criptomonedas que se ponen de moda un tiempo y luego el interés decae con el tiempo (en realidad esto puede pasar con todas, incluido el bitcoin).

Hay una criptomoneda que se ha creado con unas características únicas y que pienso que supone una auténtica disrupción, incluso dentro de este mundo tan disruptivo.

Esta moneda es el ether (su sistema se llama Ethereum). Es la segunda más utilizada, después del bitcoin y también la segunda, si tenemos en cuenta su valor de cotización.

Según su creador “Ethereum tiene como objetivo llevar el núcleo de la tecnología blockchain, que es la promesa de la descentralización, la transparencia y la seguridad a casi cualquier cosa que pueda ser procesada”.

Pero nos vamos a fijar en una serie de características, que hacen único al ether (de momento…).

(Según comenta Trevor Altpeter, director de la Counterparty Foundation, EVM ahora será capaz de hacer todo lo que hace Ethereum, solo que en la blockchain de Bitcoin)

Se comenta que para el año 2018 puede superar al bitcoin en valor de cotización, ya que hay un grupo de desarrolladores detrás de ether que está creando todo un ecosistema detrás de esta criptomoneda.

La clave está en que la tecnología asociada a ether permitirá a la gente realizar operaciones más complejas, de manera compartida y descentralizada.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ether se lanzó al mercado de las criptomonedas en 2015, pero en su lanzamiento hubo una serie de problemas que generaron dos corrientes dentro de la plataforma.

Cuando se desplegó en la cadena de bloques la funcionalidad de «smart contract» -contratos inteligentes-, un programa con diversas funcionalidades pero en este caso pensado para que los que invirtieran pudieran recuperar sus ganancias, un usuario vio un fallo y robó todo el dinero virtual.

Tras un paréntesis, se generó la corriente de centralizar el desarrollo de Ethereum en un número más reducido de desarrolladores, al contrario que bitcoin, pues se conocía al creador, mientras que otros siguieron por la línea de que no había que tener en cuenta esa cuantiosa pérdida de muchos inversores.

Se considera que, a nivel de protocolo, todas las criptomonedas son seguras pero alrededor de ellas existen otros servicios y programas que pueden tener vulnerabilidades.

Por ejemplo, hace menos de un año, unos desarrolladores pusieron en marcha un proyecto a través de crowfunding y recaudaron varios millones de dólares; cuando fueron a recuperarlos para realizar las inversiones prometidas, no había ni un céntimo en la cuenta. ¿Qué había pasado? Unos piratas informáticos habían accedido al servidor utilizado y habían cambiado los números de cuenta de destino del dinero por una cuenta controlada por ellos. Este tipo de robos están a la orden del día, ya que la recompensa es muy jugosa normalmente.

El auge de Ethereum se debe a las numerosas aplicaciones que se pueden realizar a través de una máquina virtual llamada Ethereum Virtual Machine (EVM), principalmente el software de contratos inteligentes. En ese programa se establecen unas reglas incorruptibles que se llevan a cabo como la propia ley del software, donde si una persona realiza una transferencia, por ejemplo para pagar una matrícula universitaria, el programa no te dejará emplear ese dinero para un pago distinto. Bitcoin fue desarrollado para evitar fallos con la tecnología de la época, por ello está limitado a la hora de ir más allá de las transferencias.

Pero el ether ha ido más allá de ser una moneda virtual, tiene todo un lenguaje de programación con infinitas posibilidades: transferencias inteligentes, smart contracts, sistemas de «crowdfunding», transparencia institucional y de ONGs o el voto telemático.

Ethereum carece de límites a diferencia de bitcoin: no existe el número máximo de unidades monetarias de 21 millones de bitcoins.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuáles son las aplicaciones de blockchain más comunes en las que Ethereum podría funcionar como plataforma?

“Colored Coins”, que es el estudio de aplicar activos digitales como representación de instrumentos financieros o divisas privadas en la red de blockchain.

En“Smart properties” (propiedad inteligente), que son las propiedades físicas (coches, teléfonos o casas) o no físicas (acciones de una empresa) cuyo dueño está registrado en el blockchain.

Con “Namecoins”, es decir, con activos no fungibles, tales como nombres de dominio.

En los contratos inteligentes, “Smart contracts”.

En los DAOs – Decentralized Autonomous Organizations, que son organizaciones en las que no existe un ente que ejerza la autoridad sino que los acuerdos suscritos y ejecutados por los miembros de la organización autónoma descentralizada se ejecutan de forma automática.

En otras palabras es la gobernabilidad autónoma basada en contratos inteligentes.

Ethereum y los contratos inteligentes

Un contrato inteligente es un tipo de programa que se asegura de que se hagan efectivos todos los términos de un contrato previo pacto de dos o más partes. Es decir, es un contrato que no se basa en la confianza de los participantes en la transacción. Directamente es ‘el sistema’ quién se asegura de que todo salga según lo firmado.

Imagina que quieres realizar una apuesta: si ganas un partido, la otra persona que firma el contrato te deberá 100 euros, y si no, tú deberás 200 euros. Esto podría aplicarse a una compañía de seguros o a un préstamo. En la economía actual, o confiamos en la otra persona o confiamos en un tercero.

Con los contratos inteligentes de Ethereum, no hace falta esto último. Él mismo sería el propio intermediario, solo que en este caso no se lleva ninguna comisión. Así, son varias las ventajas: no se puede modificar el contrato (recordemos que el blockchain se basa precisamente en la inalterabilidad de los datos); no puede ser cancelado; se eliminan los intermediarios; y se elimina el retraso en la operación.

¿Qué es un smart contract?

Para entender un smart contract primero hemos de recordar qué significa un contrato.

Un contrato no es más que un acuerdo entre dos o más partes, un entorno donde se define lo que se puede hacer, cómo se puede hacer, qué pasa si algo no se hace… Es decir, unas reglas de juego que permite, a todas las partes que lo aceptan, entender en qué va a consistir la interacción que van a realizar.

Hasta ahora los contratos han sido documentos verbales o caros documentos escritos, sujetos a las leyes y jurisdicciones territoriales, y en ocasiones requiriendo de notarios, es decir, más costes y tiempo. Algo no accesible para cualquier persona. Y esto no es lo peor: los contenidos de los contratos pueden estar sujetos a la interpretación. ¡Agárrate!

En cambio un contrato inteligente es capaz de ejecutarse y hacerse cumplir por sí mismo, de manera autónoma y automática, sin intermediarios ni mediadores. Evitan el lastre de la interpretación al no ser verbal o escrito en los lenguajes que hablamos.

Los smart contracts se tratan de “scripts” (códigos informáticos) escritos con lenguajes de programación, siendo los términos del contrato puras sentencias y comandos en el código que lo forma.

Por otro lado, un smart contract puede ser creado y llamado por personas físicas y/o jurídicas, pero también por máquinas u otros programas que funcionan de manera autónoma.

Un smart contract tiene validez, sin depender de autoridades, debido a su naturaleza: es un código visible por todos y que no se puede cambiar al existir sobre la tecnología blockchain, la cual le da ese carácter descentralizado, inmutable y transparente.

¿Te das cuenta del potencial de esto?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ejemplos

Digamos que quieres apostar 2500 euros a que el Real Madrid va a ganar, mientras que tu amigo está apostando la misma cantidad a que el Atlético de Madrid ganará el partido.

El primer paso es que tú y tu amigo coloquéis los bitcoins en una cuenta neutral, controlada por un contrato inteligente. Cuando el juego haya terminado y el contrato inteligente sea capaz de verificar a través de un sitio de noticias quién ganó, el contrato inteligente depositaría automáticamente los euros o bitcoins en la cuenta del acertante.

Supongamos que quiero vender una producción de arte digital a un coleccionista. El precio de la compra se acuerda realizarlo en cuotas. El esquema de pago es introducido en un contrato inteligente y, cuando los plazos se cumplen, los pagos pasan a mi cuenta. Después de cierta cantidad de pagos satisfechos, la propia producción digital pasa al coleccionista (hay una transferencias del activo digital).

¿Por qué usar un contrato inteligente y no por ejemplo que el coleccionista haga pagos automáticos desde su banco y que un sistema transfiera la producción digital cuando en mi cuenta se reciban los ingresos? La diferencia es que sin contratos inteligentes cada parte realiza transacciones independientes.

En nuestro caso el coleccionista puede llamar a su banco para cancelar los pagos. Yo siempre puedo cambiar mi sistema para que la transferencia de la producción digital no ocurra. Para evitar estas posibilidades en el mundo real es necesario establecer un contrato legal en el que nos comprometamos a cumplir nuestra parte del trato.

Si uno de los dos falla en sus compromisos, el contrato legal nos dará derecho para ejecutar las disposiciones contractuales en un juicio. Sin embargo no se puede físicamente parar el que una de las partes se eche atrás. Sin embargo en un contrato inteligente idealmente tanto el activo digital a ser transferido como la moneda/activo usado para el pago viven en el sistema. El contrato en sí es una transacción auto ejecutada entre partes, disparada por eventos que determinan de forma definitiva para que sucedan o no.

Múltiples partes colaboran para crear una grabación de sonido. Está el compositor de la música, un letrista, músicos, cantantes, productores y otros. Las partes que hacen la creación pueden embeber los términos de licenciamiento en un contrato inteligente, y cuando un consumidor compra la música, las regalías pueden fluir inmediatamente a cada una de las partes participantes. No se necesitan intermediarios para procesar las transacciones, o distribuir el contenido. Este tipo de sistemas permite un flujo más transparente de regalías con menos intermediarios entre los derechos de autor de los propietarios/artistas y los consumidores. Imogen Heap y Ujo están trabajando en un sistema de este tipo.

 

 

 

 

 

 

Agentes autónomos

Los contratos inteligentes no requieren la interpretación o la intervención humana para llevarse a cabo. Se pueden realizar de forma automática al ejecutar un programa de ordenador.

Una de estas aplicaciones son los agentes autónomos, programas de ordenador creados para una tarea específica. Un ejemplo es un programa que se ejecuta en la nube y que alquila espacio de almacenamiento y ofrece a sus clientes finales un servicio de almacenamiento de archivos. Con la introducción del bitcoin, los programas de ordenador pueden controlar sus propios fondos y firmar contratos con proveedores de servicios en la nube, por ejemplo.

Para finalizar

Hasta hace poco los contratos inteligentes sólo estaban desarrollados para la red Ethereum; Bitcoin se ha puesto las pilas y, a través del mismo lenguaje que Ethereum (Solidity), en poco tiempo podrá gestionarlos (aunque casi seguro que no serán tan solventes, ya que ethereum está pensado de forma nativa para utilizar esta funcionalidad).

En fin, el mercado de las criptomonedas está intentando abarcar un mundo que hasta ahora estaba reservado a las entidades financieras (como garantes de firmas de contratos) y a notarios y abogados: evita la figura del tercero confiable, dejando ese puesto a la tecnología Blockchain, totalmente fiable y no manipulable.

Referencias

ICO. Crowfunding a través de criptomonedas.

SMART CONTRACTS: TEORÍA, PRÁCTICA Y CUESTIONES LEGALES

Así funciona Monero.

Criptomonedas: ¿Para qué sirven las monedas virtuales?

 

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