
Como amante empedernido del género, haber tenido que esperar tres largos meses para poder disfrutar de ‘Ex Machina’ (id, Alex garland, 2015) es una traba que a la vida del cinéfilo pone el vivir en un rincón de «provincias» de esos que cuentan con un único cine para un área de más de 1.500 kilómetros cuadrados que, para colmo, no tiene a bien estrenar según qué producciones en sus diecinueve salas por razones que se escapan al entendimiento.
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