
El domingo 22 de mayo de 1960 amanecía con sol y sin lluvia en Valdivia (sur de Chile), algo poco habitual para esa época del año. Durante el día anterior, en la ciudad se habían sentido leves temblores, pero nadie les dio importancia. A fin de cuentas, en Concepción, otra ciudad cercana, habían sufrido también un terremoto importante hacía unas horas y se daba por hecho que lo que ocurría en Valdivia eran réplicas del anterior.
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